Si me pongo mística, te diría que soy consciencia y vibración “contenida” en este cuerpo. Pero sé que no es lo que quieres escuchar. Así que, si me identifico con las peripecias de mi ser individual, puedo contarte que he estado en todos los fregaos inimaginables. He pasado por todos los infiernos, y en la puerta me ponían la alfombra roja. He cometido todos los excesos y traspasado todas las líneas.

Cuando la cosa se puso fea, me aferré a todas las terapias y prácticas espirituales new age, pero no hicieron más que incrementar mi malestar. No fue hasta que mi escuela de Tantra Shivaíta se cruzó en mi camino que todo empezó a cambiar radicalmente. Solo cuando conseguí desmontar mi mente pude advertir el infiernito que tenía montado.

Ahora tengo comprensión, una mente en quietud y vivo mi vida plena e intensamente venga lo que venga: la vida en ocasiones es hostil, pero ya no hay miedo a sentir. Y ese cuento que te cuentas, te lo veo venir. Por suerte, cuando yo no advierto los míos, tengo a mis maestros Mar y Juanjo, para darme el zasca tántrico, que necesito. Gracias por desmontarme una y otra vez 🖤.